Esta la cuento porque me pasa cada año:
Día 1
Me voy de rebajas con la ilusión de encontrar los chollos que aún la gente no ha visto. Tremendo error, teniendo en cuenta que además, este año el primer día de rebajas caía en domingo. La parte buena es que el pasado domingo todo el mundo se preparaba para ir al fútbol... y ahí aproveché mi momento.
Estudié las zonas estratégicamente (cuanto menos
guiri y más banderas de España, mejor) y la conclusión fue evitar a toda costa la zona centro, donde además del bullicio por el partido se acumulaban
resacas orgullosas del día anterior.
A diferencia de otros años, tengo que reconocer que esta vez el famoso rincón ordenado casi no existe. Han rebajado casi todo, incluso lo que llegó a tienda la semana pasada, y además con unos descuentos bastante generosos (lo he notado más en tiendas más caras).
Hago mis compras, me lo pruebo en casa (lo de los probadores en rebajas no está hecho para mí, ya bastante tengo con la cola para pagar) y listo.
Día 2
Día de devoluciones. Vamos, todo. Bueno, siendo sinceros me he quedado con una falda. Solo una falda! Y la historia viene cuando vas a devolver, porque mira que el rincón ordenado es pequeño, pero no puedes evitar ir a echarle un ojo... Pues oye! Ya he picado!
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Collar de Zara: 17,95 euros |
Así que ya lo tengo claro. La ropa me aburre, es un hecho. Compro uso y me aburro. Suena frívolo, pero así es. Cuando llegan las rebajas tengo la sensación de que todo está taaannn visto que no tengo más remedio que no comprarlo... o devolverlo. Y cuando es de nueva colección, lo llevará todo el mundo en unas dos semanas (comprobado).
Fotos: Mercedes Pérez