Ayer me fui con toda mi ilusión a Amberes a ver qué se cocía en la ciudad flamenca con motivo del primer día de ventas de Marni para H&M. Y digo ilusión porque lo que encontré fue una cola de señoras de avanzada edad, algunas con sus hijas, poco estilo y menos que fotografiar.
Aún así entré a ver si podía hacerme con el collar. Esa maravilla de flores blancas enormes de las que, cuando llegó mi turno de comprar, ya no quedaba ni el recuerdo. Ni siquiera el que colgaba de muestra antes de que todo empezara...
Menos mal que antes de entrar en esa especie de jaula de locas que cogían prendas sin ton ni son, pregunté si quedaba mi collar. Doy gracias, porque me avergonzaba enormemente participar en ese circo ridículo, consiste en buscar patéticamente tu prenda o comprar de la forma más compulsiva que he visto jamás, mientras un grupo de curiosas te observan descojonadas y otras te hacen fotos para ilustrar alguno de los diarios locales o blogs de la zona.
El caso es que ante aquel ridículo espectáculo que me estaba produciendo vergüenza ajena, me paseé por un H&M prácticamente vacío y tremendamente ordenado (9.40 horas y la poca gente que había, se encontraba alrededor de las vallas que separaban a las fieras de los espectadores). Un orden que me permitió ver uno de los zapatos más bonitos que fotografié en París... Bueno, unos muy muy parecidos:
Las grandes cadenas muchas veces te dan estas sorpresas. Ves algo a alguien que te encanta. Piensas que será algo que, para variar, no te puedes permitir (casi siempre lo es), y de repente lo encuentras igual! Solo que cuestan 39 euros, son de una calidad bastante pésima pero es imposible no llevártelos a casa.
Ahora solo me queda esperar a que las de ayer ya se hayan hecho fotos para sus blogs con todas las prendas que compraron de Marni para H&M y y devuelvan de una vez lo que me corresponde:
¡¡ese collar ha de ser mío!!
Fotos: Mercedes Pérez